Aprende a identificar las causas y a corregir a tu perro ladrador
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El ladrido es una forma natural que los perros tienen de comunicarse con nosotros y con otros perros. Cuando un perro ladra puede estar expresando un sin fin de emociones (alegría, excitación, enfado, frustración, miedo, ansiedad, alerta, territorialidad), pero de lo que no hay duda es de que quiere decirnos algo muy concreto. Que tu perro ladre de vez en cuando es totalmente normal, pero si los ladridos son excesivos, intensos y a ellos se suma un estado de ánimo inquieto, es señal de que algo no anda bien.
Muchos dueños de perros, desesperados por los ladridos constantes de sus mascotas (que sin duda causan muchos problemas en el hogar y pueden devenir en conflictos con los vecinos), enfocan el problema erróneamente, enfocándose solo en el síntoma. Pero para que un perro deje de ladrar tanto es imprescindible acudir a la causa.
1- ¿Qué puedo hacer para que mi perro deje de ladrar?
3- Consejos para que los perros ladren menos
4- ¿Cuándo es normal que mi perro ladre?
Como decíamos, existen muchas emociones distintas que provocan que tu perro “hable”. Para descubrir qué trata de decirte tu mascota con sus vocalizaciones te recomendamos prestar mucha atención al contexto y a su lenguaje corporal. Si detectas una postura tensa y una actitud hostil, probablemente tu perro se sienta enfadado, frustrado o a la defensiva. El rabo entre las piernas y las orejas gachas indican miedo, mientras que si el animal presenta un comportamiento juguetón simplemente estará dando rienda suelta a su excitación. Veamos algunas situaciones típicas en las que ciertos perros pueden ladrar sin parar.
Si tu mascota tiene el hábito de ladrar insistentemente a personas que pasan por la calle, a otros perros, a bicicletas u objetos que os encontráis durante vuestros paseos, seguramente estamos ante un caso de escasa socialización. Es muy importante socializar a los perros desde su edad de cachorros, sometiéndolos a diferentes estímulos para que sean más flexibles y tranquilos. Un perro que “no tiene mundo” se sentirá amenazado e inseguro ante cualquier situación nueva o diferente en la que no reconozca los olores, los sonidos o las cosas que ve. Si tu perro ya es adulto, es posible que necesites la ayuda de un etólogo canino para eliminar este hábito, aunque puedes trabajar por tu cuenta exponiéndolo poco a poco a entornos y situaciones diferentes, controlando que su nivel de ansiedad no se dispare e infundiéndole calma y seguridad con tu propio comportamiento. Recuerda reforzar positivamente a tu mascota cuando se muestre tranquila.
¿Tu perro suele pasar el rato junto a la puerta e incluso ladra sin parar mientras la mira fijamente? En este caso, es más que probable que te esté pidiendo más libertad. Un perro necesita salir a la calle un mínimo de 3 veces, siendo uno de estos paseos lo suficientemente largo y relajado como para que el animal corra, olfatee a su ritmo y socialice con otros perros. Si tu mascota no sale lo suficiente es posible que ladre más de la cuenta, ya que se sentirá ansioso y frustrado ante su falta de libertad. Como sabe perfectamente por dónde salís cuando vais a pasear, es lógico que se aposte junto a la puerta para que entiendas lo que te quiere decir.
Cualquier mal comportamiento por parte de un perro es el reflejo de una incorrecta educación por nuestra parte. Si tu perro te pide comida en la mesa ladrando sin parar, echa la vista atrás: seguro que en alguna ocasión esta estrategia le funcionó. Cediendo a las demandas de tu perro como una manera de que se calle estás cometiendo un gran error, ya que el animal aprenderá que para conseguir su objetivo no tiene más que ladrar y ladrar sin descanso. Esto mismo es aplicable también a los ladridos para que le des un juguetes, su comida, para que abras una puerta… A veces, los perros ladran para exigir cosas, algo que sin duda habremos propiciado con nuestro refuerzo involuntario. Para corregir este mal hábito es vital que le enseñes a tu perro que su estrategia ya no va a funcionar y te mantengas firme. A veces, simplemente esto es suficiente para que el perro se canse y se aburra, aunque en otras ocasiones es necesario emprender técnicas de adiestramiento y contracondicionamiento para los que te recomendamos contar un profesional del comportamiento canino.
Cuando un perro pasa demasiadas horas solo comienza a sentirse ansioso, deprimido e inseguro. Un perro adulto no debería pasar más de 6-8 horas sin compañía, ya que de lo contrario podría experimentar trastornos como la ansiedad por separación. Este se caracteriza por los ladridos constantes y las conductas destructivas de objetos, y algunos perros pueden incluso llegar a hacer sus necesidades en casa. Si por razones de trabajo tienes que estar mucho tiempo fuera de casa, puedes pedirle a un vecino o familiar que pase un rato a saludar y jugar con tu perro para que no se sienta tan solo. También puedes probar a dejarle un juguete tipo kong, que les entretiene mucho porque tienen que conseguir sacar los premioa que se encuentran en su interior. Otra idea que suele funcionar es el uso de feromonas sintéticas, que relajan a tu mascota mientras no estás (tranquilo, no le sedan, simplemente le hacen encontrarse mejor).
También estaría bien que le dejaras la radio o televisión encendidas para que sienta que hay actividad a su alrededor. Pero lo más importante es que nunca permitas que tu perro esté demasiadas horas solo, y mucho menos recluido en un espacio pequeño. Crea un entorno confortable para él en el que tenga todo lo que necesita (cama, comida, bebida y algún juguete que le guste) y evita pasar mucho tiempo fuera de casa. Además, no te despidas cuando te vayas para que no anticipe tu marcha y se ponga ansioso, ni tampoco lo saludes efusivamente a tu regreso si ves que te recibe demasiado nervioso. Espera a que se calme y salúdalo tranquilamente.
Algunos perros pueden desarrollar lo que llamamos protección de recursos, que consiste en una relación obsesiva y de posesión con algunos elementos de su entorno que les resultan valiosos, como su comida, sus juguetes o su territorio. Si tu mascota ladra o gruñe cuando te acercas a su comida o se enfrenta de este modo a los extraños que entran en casa, estará tratando de defender y proteger lo que él considera su propiedad. En estos casos, trata de acostumbrarlo progresivamente a que estés cerca de su comida, ofreciéndole snacks deliciosos cada vez que te aproximas.
Si lo que protege es su juguete, cámbiaselo por otro mientras le enseñas la señal de “suelta”. Si defiende la casa o a alguno de sus dueños, lo más recomendable es adoptar una actitud tranquila. Tu perro te observa todo el tiempo para calibrar qué emociones sientes y cómo debería reaccionar él al respecto. Socialízale lo suficiente y actúa con normalidad y calma con los extraños para que entienda no hay nada que temer.
Si tu perro ladra demasiado pero no consigues establecer una causa, piensa en cuál es su estilo de vida en general. ¿Hace suficiente ejercicio? ¿Su alimentación es adecuada y de calidad? ¿Tiene suficientes estímulos en su día a día? Algunos perros ladran por aburrimiento o estrés debido a carencias relacionadas con sus hábitos diarios. Por otro lado, si tu perro ladra en un tono muy agudo e intercala gemidos, no lo dejes pasar, podría haber algún problema de salud detrás. Llévalo al veterinario para que descarte cualquier patología o proceso agudo.
Aunque para conseguir reducir los ladridos de tu perro tienes que, necesariamente, averiguar qué te intenta decir con ellos, hay algunas recomendaciones generales que pueden ayudar en este sentido. Ante todo, es importante que le proporciones a tu mascota un estilo de vida agradable y saludable con ejercicio, una buena alimentación, socialización, juegos físicos y mentales… Además, prueba con estos trucos:
Distrae su atención: si necesitas reconducir la conducta ansiosa de tu perro, que no para de ladrar, intenta distraerlo utilizando sonidos llamativos pero agradables o dándole algún juguete que le guste, como por ejemplo, los tipo kong que mencionábamos antes.
Ignóralo: cuando tu perro ladre excitadamente no le digas que se calle, no lo acaricies y, por supuesto, no le des ningún premio ni cedas a lo que te pide, ya que estarás reforzando esta conducta del ladrido. Por el contrario, debes recompensarlo cuando esté tranquilo para que entienda que esa es la actitud que le conviene.
No lo riñas: sabemos que puede ser muy molesto escuchar a un perro ladrar por mucho rato, pero si gritas o regañas a tu perro solo estarás sumando tensión y reforzando su comportamiento con tu reacción. Trata de infundirle calma y control a tu mascota, funcionará mucho mejor.
Cánsalo: el ejercicio es muy importante para tu perro, ya que lo mantiene motivado y relajado. Asegúrate de que tu perro tenga suficiente actividad física, sobre todo antes de esos momentos en los que suelen aparecer los ladridos (cuando se queda solo, por ejemplo), así estará más tranquilo.
Adiestramiento: las ventajas de adiestrar a tu perro son innumerables. A través de ejercicios como enseñarle las palabras “quieto”, “siéntate” o “suelta” puedes conseguir que tu perro sea mucho más equilibrado y se sienta más seguro, ya que sabrá lo que necesitas de él en cada momento. En los momentos en que se ponga a ladrar, puedes practicar con él estos ejercicios para que se calme.
No uses collares antiladridos: pueden ser una solución para un momento muy puntual, pero no resuelven el problema de los ladridos a largo plazo, ya que la causa seguirá estando ahí y si no permitimos al perro expresarse a través de su voz, encontrará otra forma de hacerlo, como con comportamientos destructivos, por ejemplo. Estos collares, que funcionan por ultrasonidos o vibración, no deben ser el recurso fácil: tenemos que ir a la causa del problema.
Siempre que lo haga de manera ocasional y sin mucha ansiedad es normal que tu perro ladre y debes permitir que se exprese de la forma que para él resulta natural. Un perro, por lo general, no es una mascota silenciosa, sino que emite diferentes sonidos para comunicarse, lo cual es totalmente necesario y saludable. Además, ten en cuenta que algunas razas, debido a su genética, son más “parlanchinas”, como los chihuahuas o los huskies. Infórmate sobre las características de tu perrito según su raza, ya que en estos casos es su personalidad la que lo hace “hablar” de más y debes aceptarlo tal y como es. Por el contrario, algunas razas son más calladas, como, por ejemplo, los bulldog o los Australian Cobberdog, que no son perros muy ladradores. Claro que se comunican con sus ladridos de vez en cuando, pero no suelen “hablar” demasiado en el día a día.
En definitiva, trata de garantizarle a tu amigo peludo una vida agradable con unos hábitos saludables para que se mantenga feliz y equilibrado. Verás como ladra mucho menos y mejora considerablemente la convivencia entre vosotros. Y si el problema persiste o tienes dudas, no dejes de llevarlo a un adiestrador o etólogo para que valore su caso concreto y lo ayude. Recuerda: si tu perro ladra, te está hablando, y tu responsabilidad como guía y cuidador es escucharlo, entenderlo y solucionar cualquier problema que tenga.