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Conocer a tu peludo es fundamental para ofrecerle la atención y cuidados que merece. La desinformación sobre la verdadera naturaleza y el organismo de los perros puede llevarnos a adoptar con ellos ciertas conductas que, aunque llevemos a cabo con la mejor de nuestras intenciones, pueden perjudicarlos. Si alguna vez has probado a soplarle a la cara a tu mascota como parte del juego o, simplemente, para ver cómo reaccionaba, seguramente te hayas dado cuenta de que no le ha gustado nada este gesto. Y es que lo que para ti puede ser una simple broma inocente, para tu perro resulta una experiencia muy molesta, irritante y desconcertante.
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Soplar a tu perro no solo causa un daño emocional en él, sino que puede alterar sus agudizados sentidos de diferentes maneras. Estas son las razones por las que no deberías soplar en la cara a tu perro:
Seguramente ya sabes que el olfato es el sentido más desarrollado en los perros. Gracias a la lubricación natural de su poderosa trufa, estos animales pueden captar todo tipo de aromas, partículas e información en el ambiente. Además, la humedad de su nariz los ayuda a orientarse. Pero, ¿qué pasa si una corriente fuerte y direccionada de aire seca esa poderosa herramienta olfativa? Lo has adivinado: soplar en la cara de tu perro puede deshidratar su trufa y provocar que pierda esa agudez en el olfato. Si sueles soplar a menudo a tu mascota, podrías incluso irritar esta zona, causándole a tu perro una fuerte desorientación y estrés.
Cuando soplas directamente en la cara de tu perro, este se verá obligado por reflejo a cerrar sus ojos. Sin embargo, durante ese breve instante, puede que se sienta atemorizado e inseguro, una sensación que aumentará al estar privado del sentido de la vista. Esto podría causar que tu peludo reaccione a la defensiva, ladrando y provocando un momento de tensión totalmente innecesario. Por otro lado, aunque tu perro cierre los ojos para protegerse, el aire puede llegar a estos órganos, resecándolos y causando mucha incomodidad e irritación.
Al soplar en la cara de tu perro, no solo sus ojos y su nariz se ven afectados, también sus orejas. El oído es un sentido involucrado en el equilibrio de tu mascota, por lo que recibir aire dentro de sus cavidades auditivas podría provocar que se desequilibre y desoriente. Si, encima, acompañas el bufido con un silbido, el sonido agudo resultará súper molesto para el sensible oído de tu perro. ¡No lo hagas!