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Las almohadillas que los perros tienen en sus extremidades son su protección frente a agresiones externas, como golpes, heridas o temperaturas muy altas o muy bajas. De alguna manera, podríamos decir que son como los zapatos para nosotros, sin embargo, este “calzado” forma parte de su organismo y, a pesar de que es una zona muy resistente, cuenta con muchas terminaciones nerviosas que la hacen, al mismo tiempo, muy sensible.
Estas curiosas protecciones de las patitas de tu peludo no son otra cosa que pequeños depósitos de grasa, que aporta elasticidad, con una fina cobertura de queratina, que aporta resistencia. Su objetivo es amortiguar el impacto de la pisada y de posibles traumatismos sobre los huesos y las articulaciones. Cuando nacen, los cachorros tienen las almohadillas bastante suaves y blanditas, pero con el tiempo la piel se va endureciendo y se van curtiendo. Ya en su edad adulta, las almohadillas presentan una piel gruesa y una coloración oscura. Esta zona del cuerpo de tu mascota también le sirve para protegerse de heridas y quemaduras y para regular su temperatura a través de las glándulas sudoríparas que contiene. Esta sudoración, a su vez, ayuda a mantener las almohadillas hidratadas.
1 - Problemas en las almohadillas de los perros y cómo evitarlos
2 - Consejos para mantener en buen estado las almohadillas de tu perro
3 - ¿Cómo saber si mi perro se ha hecho daño en las almohadillas?
Es cierto que las almohadillas de los perros son muy resistentes, ya que están siempre en contacto con el suelo y se van endureciendo con el paso del tiempo. Sin embargo, y aunque antes hayamos hecho el símil con nuestros zapatos, no dejan de ser una parte de su cuerpo con terminaciones nerviosas que hacen que sientan mucho dolor si sufren cortes, heridas, golpes o quemaduras. Por ello, es importante que conozcas los principales problemas que suelen surgir en las almohadillas, consejos para prevenirlos y cómo actuar en el caso de que tu peludo sufra algún problema en esta zona.
A la hora de salir a pasear con tu perro, ten en cuenta a qué temperatura estará el suelo. En verano, el asfalto puede llegar a alcanzar los 70 °C, lo que podría provocar quemaduras en las almohadillas de tu mascota. De igual manera, tampoco es aconsejable que la piel de las patas de tu peludo toque el suelo directamente cuando está muy, muy frío, como, por ejemplo, si hay nieve, ya que también puede sufrir irritaciones y abrasiones. Lo mejor en estos casos es evitar las horas en las que la temperatura sea demasiado alta o demasiado baja y comprobar siempre el estado del suelo tocándolo con el dorso de la mano. Si no puedes aguantar 5 segundos sin quemarte, tu perrito tampoco. En invierno, puedes usar protectores especiales si vives en un clima muy frío. Las quemaduras por la temperatura del suelo se tratan con pomadas especiales, así que si ves que la lesión de tu perro es importante, consulta con el veterinario para que le dé el tratamiento más adecuado.
Imagina ir descalzo todo el día. Por dura y resistente que acabase siendo la piel de tus pies, seguro que acabarías con mil cosas clavadas. Algo parecido les pasa a los perros, que al estar constantemente en contacto con la superficie, pueden hacerse pequeñas heridas y cortes con cosas que encuentren a su paso, e incluso puede haber cristales, piedras o espigas que atraviesen la piel de sus almohadillas. Este problema es, hasta cierto punto, inevitable, aunque siempre podemos tener cuidado con los sitios a los que llevamos de paseo a nuestra mascota. Procura evitar zonas con espigas, ya que por su diseño en forma de flecha se clavan en la piel del animal y crean muchos problemas de inflamación e incluso abscesos si no se retiran. También te recomendamos observar el suelo para ir guiando a tu perro con la correa en caso de que paséis por un lugar con gravilla pequeña, cristales u otros objetos peligrosos.
Si tu perro se ha clavado algo en la almohadilla y no estás seguro de poder retirarlo en casa, acude al veterinario para que lo haga de forma segura. En los casos más leves podrás hacerlo tú mismo desinfectando la zona con clorhexidina y extrayendo el objeto extraño con mucho cuidado.
Si no hidratas correctamente las almohadillas de tu perro, es muy probable que notes que la zona se empieza a agrietar. Mantener la hidratación en esta zona tan expuesta es clave, y puedes hacerlo utilizando vaselina o productos específicos para este fin, que suelen contener ingredientes humectantes como el aloe vera. Por supuesto, asegúrate de que tu perro está bebiendo suficiente agua, especialmente en verano. Si el problema persiste, consulta con el veterinario para descartar otros problemas.
Los problemas de erosión o rozaduras en las almohadillas de los perros suelen estar relacionados con un ejercicio excesivo o con superficies demasiado duras. Si tu mascota tiene este problema en el recubrimiento de sus patitas, piensa en qué tipo de suelo frecuentáis en los paseos e intenta combinarlo con superficies más blandas, como el césped. Además, no olvides que aunque el ejercicio es muy saludable para tu peludo, debe ser moderado, ya que demasiadas carreras podrían erosionar la piel de sus almohadillas. Paradójicamente, una actividad física insuficiente también puede causar rozaduras y heridas, ya que la piel se vuelve más fina y frágil y es más vulnerable a las lesiones. En estos casos, existen cremas especiales para endurecer esta zona del cuerpo de tu perro, aunque lo mejor es que no dejes que ocurra y le ofrezcas una vida activa y equilibrada.
A diferencia de las quemaduras y las heridas por objetos clavados, no se trata de un problema tan común, pero sí podría llegar a sucederle a tu perrito si tiene tendencia a que le crezca mucho pelo entre los dedos. En este caso, lo mejor es que lo recortes periódicamente para evitar nudos. Para ello, acostumbra a tu perro desde cachorro a la manipulación de su cuerpo, incluyendo sus patas. Esto te será de gran ayuda para explorar sus almohadillas, eliminar el exceso de pelo y también para cortarle las uñas. Y es que otra de las razones por las que las almohadillas de tu perro se pueden deformar son las uñas demasiado largas, que impedirán que camine con normalidad, afectando a la fisionomía de esta parte de su cuerpo. Si no sabes cómo cortarle las uñas a tu mascota, acude a un centro especializado para evitar problemas.
Si quieres mantener la buena salud de esta parte tan resistente y, a la vez, tan sensible del cuerpo de tu perro, lo mejor es que te acostumbres a realizarle revisiones periódicas. Todos los días, al volver de uno de los paseos, observa detenidamente sus almohadillas para detectar si hay algún objeto clavado. También puedes aprovechar para limpiarlas con una toallita húmeda, ya que una buena higiene de esta zona también es muy importante para evitar afecciones. Luego, sécalas bien con un pañuelo seco y premia a tu mascota por aguantar tan bien la inspección con un snack, caricias o una buena sesión de juego. Además, hidrátalas regularmente para evitar que se resequen.
Otra cosa que debes tener en cuenta es que, al estar mojadas, las almohadillas de tu perro se vuelven más blandas y la piel más delicada. En verano, si vas a la playa canina con tu perro o se baña en la piscina, ten cuidado con el suelo que pisa estando húmedo. Seca lo antes posible sus almohadillas para impedir que se haga daño. Si puedes organizarlo, mucho mejor salir a pasear después del baño, ya sea un baño de ocio o un baño en casa por higiene.
Si tu peludo siente molestias en sus patitas, sea porque tiene quemaduras, se ha dado un golpe o se ha clavado algo, es posible que camine cojeando, que se lama mucho esa zona o que evite levantarse. Si detectas estas señales es momento de revisar las almohadillas de tu perro, pero sé delicado, ya que es posible que sienta dolor al contacto. Si notas que, efectivamente, algo sucede con alguna almohadilla de tu mascota y no puedes solucionarlo en casa, llévalo al veterinario y, mientras tanto, utiliza calcetines o protectores para que tu perrito pueda seguir saliendo a pasear (siempre que no tenga una lesión muy intensa).
Si quieres fortalecer las almohadillas de tu mascota te recomendamos que, desde pequeña, expongas sus patas a diferentes terrenos, primero con paseos cortos, y luego aumentando la duración. Así tendrá unas almohadillas todoterreno y no será tan vulnerable a heridas y golpes.