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Personas y perros llevan compartiendo y desarrollando su vínculo desde hace más de 20.000 años. Compañeros, amigos, colaboradores, familia… La relación que se genera entre estos animales y los humanos es muy estrecha, según han corroborado diferentes estudios científicos a lo largo de la Historia. Sin embargo, para que este vínculo que nos une sea fuerte y saludable, es importante cuidarlo. Como sucede con las relaciones entre personas, también debes trabajar y “regar” la relación con tu peludo. Los perros son seres sociales que necesitan sentirse útiles y queridos para ser felices, y para esto hace falta algo más que simplemente mantener su comedero lleno, sacarle a hacer sus necesidades o llevarlo al veterinario.
Para que tu perro y tú desarrolléis una relación sana y profunda es vital que atiendas a sus necesidades de manera constante, que pases tiempo de calidad a su lado y que lo conozcas muy bien para comprender lo que es bueno para él. Si tu mascota te ignora, se muestra incómoda cuando la tocas, no te mira a los ojos, no quiere jugar contigo o no acude a tu llamada, es muy probable que tengas que trabajar en vuestro vínculo.
1- ¿Qué puedo hacer para mejorar la relación con mi perro?
2- ¿Cómo saber si tengo un vínculo sano con mi perro?
Si crees que el vínculo que compartes con tu perro es pobre y quieres empezar a hacer las cosas mejor, no pierdas de vista que deberás cuidar la relación como si de un miembro más de la familia se tratase. Esto pasa por estar pendiente de él, conocerlo para adelantarte a sus necesidades y tener tiempo y recursos disponibles para enriquecer su vida. Si quieres fortalecer el vínculo con tu perro, aquí te dejamos unos cuantos consejos que marcarán un antes y un después en vuestra relación. Eso sí, no pierdas de vista que has de ser constante, ya que dependiendo del caso el cambio puede llevar cierto tiempo.
Aprender sobre el comportamiento de los perros y leer consejos generales sobre ellos está fenomenal. Sin embargo, cada peludo es un mundo, por lo que la mejor forma de conocer a tu mascota es pasando tiempo con ella y observándola atentamente. Solo así podrás determinar cuáles son sus gustos y necesidades concretos, más allá de las recomendaciones generales. Quizá tu perro es extrovertido y necesita pasar mucho tiempo con otros perros, o a lo mejor es más bien tímido y prefiere entornos tranquilos. Puede que sea muy activo y necesite mucho ejercicio, o quizás se cansa rápido y prefiere los juegos olfativos. Cada perro posee su propio temperamento, algo que sin duda saben muy bien las personas que han compartido o comparten sus vidas con varios de estos animales. Conocerlo te ayudará a cubrir las necesidades de tu mascota, lo que hará su día a día mucho más feliz.
Un gran error que cometemos las personas en la relación con nuestros perros es extrapolar nuestra forma de comunicarnos a lo que esperamos de ellos. Debes saber que estos animales tienen sus propios códigos comunicativos, basados muy especialmente en la expresión corporal, en la vocalización (ladridos, aullidos…) y en el intercambio de información química y hormonal que emiten a través de diferentes glándulas de su cuerpo. Esta información es captada por otros perros a través de su olfato. Como cuidador y responsable del bienestar de tu peludo es tu deber conocer la forma de comunicarse de los perros para no censurar actitudes naturales en ellos, como, por ejemplo, oler el trasero de otros perros, algo que hacen para recibir información sobre su estado de salud, estado reproductivo, etc. Hay un sinfín de comportamientos caninos que pueden sorprenderte por desconocimiento, como que tu perro se ponga a dormir con la barriga hacia arriba, algunas razas aullen en mitad de la noche o se revuelquen en los charcos, pero muchos ellos son naturales e instintivos e, incluso si no lo son, debes aprenderlos, comprenderlos y actuar en consecuencia para ayudar a tu mascota.
Numerosas investigaciones han comprobado que los perros no aprenden ni mejoran su comportamiento a través de las regañinas o los castigos. Todo lo contrario, ya que estas técnicas provocan que el perro se vuelva desconfiado, inestable y nervioso, resintiéndose la confianza con su cuidador.
La única forma de conseguir educar a tu mascota es a través del refuerzo positivo. Cuando lleve a cabo alguna conducta que quieras cambiar, dile “no” de forma firme pero tranquila y redirige su comportamiento a uno alternativo, premiándolo con caricias o pequeños snacks cuando haga las cosas como tú quieres. Te recomendamos también trabajar con señales como “quieto”, “sienta”, “tumba”, “ven” o “vamos” que tu perro pueda comprender fácilmente. De esta forma, aprenderá lo que deseas de él de una forma positiva, manteniendo su confianza en ti y su equilibrio.
Y con esto no nos referimos a ver Netflix con tu peludo al lado. Hablamos de tiempo de calidad, en el que tu mascota y tú disfrutáis de vuestra mútua compañía realizando una actividad que resulta realmente enriquecedora para ella. Podéis salir juntos de excursión por el campo, algo que sin duda le encantará a tu perro por la cantidad de estímulos olfativos y visuales que encontrará a su paso, por no hablar de la sensación de libertad que experimentará. Otra idea que te damos es la de visitar juntos alguna cafetería o restaurante dog-friendly de tu ciudad, un plan diferente que puede resultar muy positivo para tu perro. También podéis dar paseos largos y relajados por barrios diferentes, para que tu mascota tenga acceso a diferentes olores y lugares, o practicar algún deporte juntos Si conoces bien a tu perro, tal y como hemos explicado en el punto 1, tú mejor que nadie sabrás cuál es esa actividad que le encanta compartir contigo. Lo más importante es que pienses en sus necesidades, sus gustos y sus capacidades y limitaciones antes de decidir. Trabajar la empatía siempre es el primer paso que nos guía hacia la construcción de un vínculo estrecho.
Establecer unas rutinas fijas de alimentación y paseo ayudará a tu perro a regularse emocionalmente, ya que de este modo no podrá elegir qué se hace, pero si podrá saber cuándo se hace. ¿Te imaginas vivir sin saber qué pasará después? Además, tanto comer como pasear son dos necesidades básicas del perro, que influyen tanto a nivel fisiológico como emocional.
El perro necesita salir a pasear como mínimo 3 veces al día y al menos una de ellas debería hacerlo en libertad, o al menos, con una correa larga (fija) de unos 10 metros. Esto es necesario para que el perro pueda cubrir unos parámetros de bienestar indispensables, ya que ello le facilitará socializar, hacer ejercicio, olisquear libremente (una actividad que cansa a los perros hasta 5 veces más que correr y estimula su mente) y, en general, experimentar libertad.
Uno de los 5 parámetros de bienestar animal reconocidos a nivel internacional deja muy claro este punto: “El animal debe tener libertad para mostrar conductas propias de la especie.” Seguramente, no todos los días puedas salir de excursión o realizar un plan especial con tu perro, pero te aseguramos que hay un montón de pequeños momentos que puedes compartir con él en el día a día que lo harán sentirse súper especial y unido a ti. Por ejemplo, una sesión de cepillado después de venir de paseo, acompañado por un masaje relajante detrás de las orejas, el cuello y la parte alta de su espalda, es algo que te llevará pocos minutos y es muy probable que le encante. Una sesión de entrenamiento cortita (en caso de que tengas jardín, aprovecha para jugar un rato con él al exterior), también es muy buena opción. Se trata de buscar pequeños ratos durante el día en los que regalarle a nuestro peludo toda nuestra atención y demostrarle activamente lo mucho que lo queremos. No es lo mismo darle unas caricias distraídas mientras leemos un libro, que dedicarnos única y exclusivamente a regalarle mimos a nuestro peludo. Intenta que estas ocasiones se den siempre a la misma hora: los perros agradecen las rutinas, ya que los hace sentir relajados y seguros al poder adelantarse a lo que vendrá a continuación.
¿Cuánto tiempo hace que no juegas con tu perro? Y no, no hablamos de lanzarle la pelota mientras miras el móvil, sino de un juego de calidad, adaptado a los gustos de tu peludo y que potencie sus habilidades, y durante el cual le prestes toda tu atención. Hablamos de juegos físicos, que ayudarán a tu perro a hacer ejercicio, combatiendo la obesidad y reforzando su musculatura, pero también de juegos olfativos y de estimulación cognitiva en general, imprescindibles para desarrollar otras áreas del aprendizaje de tu perro y mantenerlo estimulado. Combinar ambos tipos de actividades te ayudarán a mantener a tu mascota equilibrada, saludable y feliz. Ten en cuenta que cada peludo tiene sus gustos Encuentra el juego que más le motive y comparte con él estos valiosos momentos de recreación y alegría. Además, intenta que el juego sea siempre algo positivo para tu mascota, no una actividad competitiva o que acabe con frustración. Termina la sesión de juego con tu perro en un momento de refuerzo positivo para que guarde un buen recuerdo y se sienta confiado y contento.
Si le das comida de la mesa a tu perro y luego lo riñes cuando te pide, lo estarás volviendo loco. Los perros necesitan normas y límites consistentes para interiorizar qué comportamientos son deseables para ti y cuáles no te gustan. Si cambias según el día o la circunstancia, le crearás mucha confusión a tu mascota (y frustración cuando lo riñas). Por eso, a la hora de mantener un vínculo fuerte y sano con tu perro es vital que seas coherente con las concesiones y prohibiciones. Procura que, desde el inicio, las normas estén claras y las cumplan todos los convivientes en el hogar. Nunca trates de engañarlo, por ejemplo, ofreciéndole comida que luego le quitas o simulando que tiras su juguete. Sé honesto con tu perro para que confíe en ti y se sienta seguro a tu lado.
El adiestramiento y educación canina tienen múltiples beneficios para la salud mental y física de tu perro. Estos animales necesitan sentirse útiles y hacer lo que se espera de ellos les produce un gran bienestar que refuerza en gran medida el vínculo con sus cuidadores. Una excelente opción es practicar trucos, como hacer “el muerto”, dar la vuelta, que te dé la patita, slalom, pasar por debajo, etc. Sin embargo, son las órdenes básicas como: “sienta”, “tumba”, “quieto” o “aquí” las que, no sólo estimulan a tu perro, sino que además te permiten un buen manejo tanto en el hogar como en los paseos, algo vital para que todo fluya. Otra idea genial es entrenar para apuntaros al programa de ciudadano canino ejemplar, una certificación para perros basada en una serie de pruebas que los reconoce como una parte de la sociedad que beneficia a la comunidad con su correcto comportamiento. Esta es una forma muy útil y divertida de fortalecer vuestro vínculo, como también lo es el agility, un modo de entrenamiento que estimula al perro física y mentalmente y que se puede practicar de forma amateur o profesional.
Al igual que nosotros, todos los perros tienen sus miedos y sus dificultades. Una gran idea para mejorar vuestro vínculo y estrecharlo, es ayudarle a superarlos. Para ello, el primer paso es detectarlos. Si estás atento a tu perro, entrenas y pasas tiempo con él, tendrás muchas pistas sobre sus dificultades. Es importante tener presente que nunca debemos forzar a un perro a afrontar una situación que le genera miedo o que le resulta compleja. Debemos ayudarle, motivarle y darle herramientas para que lo supere. Sobreponerse a sus miedos y dificultades de nuestra mano es el detonante más potente para generar un buen vínculo y hacerlo más profundo. Esto nos ofrece la oportunidad de forjar una confianza enorme, ya que nuestro perro aprenderá y superará de nuestra mano diferentes aspectos que cambiarán su vida.
No siempre sabemos qué hacer o por dónde empezar. No aplicar las técnicas de forma correcta puede empeorar la situación, por ejemplo, en cuanto a miedos se refiere. Por ello, ante la duda, es preferible contar con la ayuda de un profesional (adiestrador o etólogo) que pueda guiarnos.
De este modo lograremos dos cosas indiscutibles: mejorar la vida de nuestro perro y estrechar nuestro vínculo.
Ya sabes, si quieres construir un vínculo profundo y sólido con tu peludo, pasa tiempo con él, cubre todas sus necesidades físicas y psicológicas, estimúlalo y aprende a comunicarte con él, comprendiendo su lenguaje y haciéndote entender de manera clara y constante. Además, otros aspectos que también te ayudarán son el de propiciar su correcto descanso -respetando sus ratos de sueño y facilitándole un espacio tranquilo para retirarse si lo necesita-, establecer rutinas para darle la comida, y mantenerte calmado en todo momento. Ayúdale a superar sus miedos y dificultades y, cuando no seas capaz, busca ayuda de un profesional. Tener un perro puede convertirse en un reto en algunos momentos, pero las personas somos espejos para ellos, por lo que si deseas tener un perro tranquilo y equilibrado, deberás dar ejemplo de ello.
Que tu perro tenga un buen vínculo contigo no significa, necesariamente, que sea súper cariñoso o siempre esté a tu lado, pero sí que compartáis una relación basada en la confianza, el respeto y el amor. Algunos perros son más independientes y, otros, como el Australian Cobberdog, son más mimosos y disfrutan más del contacto con sus dueños. Las señales que te demostrarán que tu perro y tú tenéis una relación fuerte y sana son que te busca activamente, acude cuando lo llamas, obedece los comandos, te mira a los ojos y te atiende cuando le hablas. En ese caso, ¡enhorabuena!, compartís una unión muy especial y sólida.