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Atender a tu perro como se merece también implica atender a las necesidades de su cabello. Esto no solamente concederá una buena presencia, sino que además permitirá evitar problemas de salud mayores que afecten a su piel, le habituará a tener hábitos de higiene, y mejorará el vínculo entre ambos.
En el siguiente artículo te damos las claves para que el manto de tu canino permanezca brillante y ante todo saludable.
1- Requisitos para un pelo sano y brillante
2- La importancia del mantenimiento del cabello canino
3- ¿Y si mi perro es todavía un cachorro?
La manera en la que uno se cuida por dentro se refleja en cómo uno se ve por fuera, también en el caso de los perros. Si nuestra mascota tiene una alimentación pobre en nutrientes probablemente su manto se vea seco, sin brillo, y con tendencia a caerse. Para evitarlo, conviene que su dieta sea rica en ácidos grasos, sales, zinc, yodo, vitamina A, B, C y E, omega 3 y omega 6. Alimentos como las sardinas, el salmón, las zanahorias o la yema de huevo son altamente recomendables por los expertos, pudiéndose encontrar en su mayoría en piensos de calidad. Aun así, siempre resulta óptimo consultar a tu veterinario de confianza para adaptarse mejor a las necesidades individuales de cada canino y aportar suplementos vitamínicos en caso de requerirse.
Para que el pelo que nazca nuevo sea de calidad y crezca de manera sana, la piel debe ventilarse y tener una correcta circulación, lo cual se consigue primordialmente a través del cepillado y del corte.
La cantidad de veces que debemos cepillar a nuestro perro varía de entre una y siete veces semanales, dependiendo principalmente de dos factores: la raza y la longitud del cabello. Si se trata de un tipo de pelo largo, requerirá un mínimo de un cepillado al día dado que la tendencia a enredarse será mayor, sobre todo después del paseo. Para que nos sirva de guía, un manto bien cepillado será lo contrario a un pelo apelmazado que falte de transpiración, es decir, que no permita ver la piel del can una vez lo intentemos abrir con las manos. Con tal de evitar que se apelmace, el cepillado deberá hacerse por capas y acabar con todos los nudos, pudiendo ayudarnos con los dedos o pasar el peine metálico en caso de presentar mayor resistencia para deshacerse. Concretamente, deberemos introducir la punta del peine en la raíz del nudo y tirar poco a poco hacia afuera, abriéndolo con la ayuda de los dedos si se precisa.Uno de los mayores errores a la hora de cuidar el cabello de nuestro perro es utilizar productos para humanos, ya sean champús o geles de baño. No solamente resultan agresivos para su pelaje, sino también para la salud de su piel al causar irritaciones o incluso lesiones severas. Ante esto, debemos escoger champús para perros siempre, a ser posible que sea específico para su tipo de cabello en concreto, su edad, el color, la longitud, etc.
También existen champús funcionales, ya sean hipoalergénicos, anticaída, nutritivos, anticaspa, o antiparásitos, entre otros; para garantizar la salud capilar e individual de tu canino. Y es que no siempre se podrán utilizar champús neutros con fórmulas generalizadas, sino que deberemos paliar con el tipo de piel y pelaje que nuestra mascota pueda necesitar.
Para aportar un extra de brillo e hidratación, también podemos utilizar perfumes elaborados al aceite en el momento del cepillado, así como bálsamos que nutran tanto su piel como su pelo tras aplicar el champú cuando lo bañemos.
Por lo que respecta al baño, no hay un número específico de lavados que se deban seguir más allá de la visita mensual a la peluquería canina ya mencionada. No obstante, todo dependerá del estilo de vida y necesidades específicas de cada perro. Si se trata, por ejemplo, de un cachorro que todavía está en proceso de aprendizaje para hacer sus necesidades de manera higiénica, o de un perro que está expuesto a elementos malolientes o que puedan ensuciarlo de manera diaria, este podrá precisar de un mayor número de lavados y cepillados, siendo siempre recomendable acudir al peluquero para un primer asesoramiento individual. En el caso de que el perro conviva dentro de casa junto a la presencia de niños o personas delicadas de salud, y tal y como se aplica a nuestros perros de terapia, habría cabida para baños semanales. Aunque de ser así, deberíamos contar con la recomendación de nuestro peluquero para el uso de un champú que impida dañar el PH del can.
Además, será importante que el cepillado se lleve a cabo de manera previa y posterior al baño, pero siempre en seco. Es muy importante no saltarse el paso de hacerlo antes, puesto que esto permitirá que el champú se distribuya mejor por todo el pelo al no haber enredos y en caso de que hubiese algún nudo lo desharíamos antes para evitar que se cierre más. Cepillarlo con el pelo aún mojado nos dificultaría el trabajo a la hora de deshacer los nudos, pudiendo resultar molesto o incluso doloroso para nuestro perro.
Por último, si tu perro tiene el pelo largo deberás prestar atención a un detalle más: sus oídos. Y es que también se tiende a acumular pelo en esta zona como mecanismo de defensa ante posibles cuerpos extraños que puedan entrar en el interior de las orejas. Este pelaje puede provocar que haya más cera, suciedad o transpiración insuficiente en sus oídos, por lo que también deberemos limpiarlo frecuentemente.
El cuidado del cabello diario no es solamente importante para las personas, también lo es para nuestros perros. Haciéndolo, podremos no solo evitar la suciedad, el mal olor, los enredos, y posibles parásitos que puedan amenazar su salud; sino que estas rutinas suponen un tiempo dedicado exclusivamente para él que reforzará la relación entre vosotros. Sobre todo, si se trata de perros como los Australian Cobberdogs, que les dediques tiempo y atención será de los mejores premios que les puedas dar. De hecho, el cepillado es una de las actividades que realizamos en nuestras terapias asistidas, y que destacan por mejorar el estado de ánimo de los niños con necesidades más allá del estado del cabello del perro en cuestión.
Desde que son pequeños es importante aprovechar el periodo de socialización para habituar a nuestros peludos a rutinas de higiene correctas. El contacto con el agua, la manopla para el enjabonado, el cepillo o el secador son algunos elementos que todo perro debería asociar con experiencias positivas, y más en una etapa tan llena de primeras veces. En DOGKING, por ejemplo, nos aseguramos de que el cachorro entregado a todas las familias ya haya incluido el momento del baño en su proceso de aprendizaje. Y es que más allá de utilizar los mejores productos, que tu perro no esté acostumbrado o haya interiorizado esta rutina probablemente dificultará llevar a cabo su cuidado tanto a ti como a él.
Por otra parte y con tal de garantizar el cuidado óptimo de los Australian Cobberdogs, cabe diferenciar los utensilios necesarios para el cuidado de un perro en adultos de los empleados con cachorros. Al ser de tipo más corto y todavía fino, el cabello de un cachorro requerirá de menor potencia y calor ya sea al utilizar el secador o el expulsor. En esta primera etapa deberíamos hacer uso de un peine de metal y, una carda con la punta protegida para no dañar su piel delicada, a medida que el pelo del pequeño vaya creciendo (en torno a los 5-6 meses) dependiendo del cachorro, el cepillado se tendrá que hacer por capas para evitar enredos de las capas internas. Te lo explicamos todo con mayor detalle en el siguiente video:
Aún con todo lo anterior, lo más recomendable siempre va a ser acudir a una clase con nuestro peluquero para que, detalladamente, nos explique los pasos, utensilios y recomendaciones de productos que mejor encajen con nuestro perro en todas sus etapas.