¿ES BUENA IDEA QUE LAS PERSONAS MAYORES TENGAN PERRO?
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Numerosos estudios evidencian que compartir la vida con un perro nos aporta a las personas muchos beneficios a nivel físico y psicológico. Y esto, por supuesto, no es una excepción en el caso de los mayores, que pueden mejorar en mucho su calidad de vida gracias a tener un compañero peludo a su lado. Por los problemas de salud que pueden aparecer en esta etapa, el sentimiento de soledad y la exclusión social, los ancianos son un colectivo vulnerable, por lo que convivir con un perro, un animal que destaca por su bondad y lealtad, resulta muy positivo para ellos.
Sin embargo, existen ciertos aspectos a tener en cuenta antes de introducir a un perro en la vida de una persona mayor. No todos los perros son buenos compañeros para estos dueños de edad avanzada, sino que tendremos que valorar la raza y personalidad de la mascota para garantizar que esta suponga un apoyo y no una carga para la persona. En este artículo te contamos cuáles son los beneficios de los perros en ancianos y cuál es el perro perfecto para una persona en esta etapa de la vida.
5 efectos positivos de los perros en personas de edad avanzada
Los perros necesitan de nuestro amor y cuidados para ser felices. Tener una de estas mascotas implica una gran responsabilidad, por lo que antes de dejarla a cargo de una persona mayor, tenemos que estar seguros de que esta cuenta con los recursos y las capacidades necesarios. Siempre que se cumplan estos requisitos de movilidad, independencia y funcionalidad cognitiva en la persona de edad avanzada, será apta para compartir su vida con un perrito. Estos son algunos de los beneficios de tener un perro las personas mayores.
1. Alivia la soledad
Las personas mayores suelen estar más expuestas a la soledad. En muchas ocasiones son viudas o divorciadas, por lo que viven solas y, al verse reducida su vida social, suelen pasar gran parte del tiempo en casa. Esto puede llevar al aislamiento y la depresión, repercutiendo muy negativamente en su salud mental. En este sentido, contar con la compañía y la fidelidad constante de un perro puede mejorar en mucho la situación de estas personas. Tener una mascota alivia la soledad y la tristeza de las personas mayores, ayudando a combatir el estrés y mejorando su estado de ánimo.
2. Facilita el ejercicio físico
Realizar ejercicio físico moderado y adaptado resulta muy beneficioso en esta etapa de la vida. Tener un perro exige sacarlo a pasear al menos dos veces al día, un pretexto perfecto que motiva a los mayores a salir a la calle y pasear. Esta actividad física los ayuda a evitar la obesidad, la artrosis, el colesterol, la hipertensión y los triglicéridos. Además, mejora su capacidad pulmonar y los ayuda a liberar endorfinas, haciendo que se sientan más relajados y felices.
3. Promueve la socialización
Los paseos también son una buena oportunidad para que las personas mayores con perros socialicen, tanto con vecinos que encuentran a su paso, personas que se acercan a saludar a sus mascotas u otros propietarios de perros. Pero no solo eso, en el día a día, contar con la compañía de un peludo permite que la persona interactúe, se exprese y, en definitiva, se sienta menos sola y aislada.
4. Favorece la autoestima
Según varios estudios, las personas mayores que tienen perro poseen mejores niveles de autoestima. Y es que compartir sus vidas con un animal que depende de sus cuidados y amor provoca que se sientan más útiles. Sin un trabajo que los ocupe, una vida social mermada y, en ocasiones, pocas relaciones familiares, los ancianos pueden perder la motivación y sentirse abatidos. En este sentido, cuidar de un ser vivo les ofrece un objetivo, algo muy beneficioso para su autopercepción y su salud mental.
5. Cubre sus necesidades de afecto
En muchos casos, las personas mayores ven limitada la satisfacción de su necesidad de afecto a una visita semanal. El día a día en soledad puede ser muy duro, ya que, aunque hoy en día existen muchas herramientas para comunicarse, difícilmente sustituyen al contacto y el cariño transmitidos en persona. Por eso, que una persona mayor adopte un perro es una idea genial. Se convertirá en su mejor amigo y fiel compañero, y jamás la dejará sola. La cubrirá de lametones, caricias y se acurrucará junto a ella para dormir. Todos estos momentos son muy agradables y positivos para cualquiera, pero para una persona de edad avanzada que lidia con la soledad todos los días, realmente puede ser todo un mundo.
¿Cuál es el perro perfecto para una persona mayor?
Como avanzábamos antes, no cualquier perro sirve para acompañar en el día a día a una persona mayor. Aunque estas mascotas son fuente de cariño, alegría y felicidad, también tienen unas necesidades de ejercicio, educación, salud, etc., que en determinados casos, podrían no adaptarse al estilo de vida de una persona anciana. En estos casos, lo ideal es optar por perros tranquilos y educados que faciliten la vida de los mayores, ofreciéndoles un estímulo, no una carga que no puedan manejar. Estas son las características genéricas que debe tener un perro para acompañar a una persona mayor, aunque todo hay que valorarlo dependiendo de la persona en concreto, por su salud, edad, movilidad, dependencia y recursos de ayuda familiar.
- Buena salud. Todos los peludos merecen la oportunidad de recibir asistencia veterinaria, cuidados y amor. Sin embargo, no es buena idea dejar a cargo de una persona mayor a un perro con enfermedades crónicas. Bastante tienen ya los ancianos con sus citas médicas y sus medicinas como para tener el estrés añadido de gestionar la salud delicada de su mascota.
- Carácter tranquilo. Algunos perros, especialmente los de gran tamaño, necesitan quemar mucha energía. Las personas mayores, normalmente tienen un estilo de vida tranquilo, por lo que es preferible evitar a estas mascotas hiperactivas y optar por perros tranquilos que requieran un ejercicio moderado.
- Socialización. Los perros previamente socializados son los mejores compañeros de los mayores, ya que se llevan bien con otros perros y personas, no suelen ladrar ni asustarse ante situaciones desconocidas. Esto facilitará mucho la convivencia con las personas de edad, que ya no tienen tanta energía para ocuparse de la socialización de un peludo, un proceso que exige de gran dedicación y entrega.
- Adiestramiento. Una persona mayor raramente dispondrá de la energía y la exigencia que se necesitan para adiestrar a un cachorro, por lo que lo ideal es escoger perros totalmente adiestrados, al menos en las señales básicas (como “siéntate”, “quieto” o “ven aquí”). Esto mejorará mucho la relación entre la persona y el perro, ya que no añadirá tensión a su día a día con actitudes como tirar de la correa, morder cosas, etc.
- Un tamaño adecuado. Por lo general, los perros pequeños son más fáciles de manejar, pero más importante es el carácter del animal, ya que existen perros más medianos o incluso grandes que tienen un carácter tranquilo. Por ejemplo, el Australian Cobberdog es un perro muy adaptable y de trato fácil tanto la talla pequeña, como la mediana o grande. Disfruta mucho de la compañía de las personas, pero también es independiente y relajado. Además, es hipoalergénico y no desprende pelo, facilitando mucho las tareas de limpieza de la casa.
Perros de terapia para personas mayores
Algunas personas mayores no disponen de los recursos necesarios o no cuentan con un estado físico o mental que les permita convivir con un perro en el día a día. Pero eso no significa que no puedan beneficiarse de los efectos positivos de estos animales sobre su salud. Los perros de terapia en sesiones de intervención o los perros de asistencia en el caso de personas con dificultades de movilidad, deterioro cognitivo, etc., están entrenados y preparados específicamente para atender estas situaciones. Sea en la modalidad que sea, existe una gran evidencia científica sobre los beneficios de los perros en personas mayores. Y, lo mejor de todo, es que se trata de un camino de doble sentido, ya que las personas de edad avanzada suelen tener mucho más tiempo libre y un estilo de vida más tranquilo, sin el estrés del trabajo y las ocupaciones familiares. Esto les permite dedicarles mucho más tiempo y cuidados a sus peludos, compartiendo más momentos juntos y fortaleciendo ese vínculo indestructible entre humano y perro. Sin duda, las personas mayores y los perros son los mejores amigos.